El álbum debut solista Blizzard of Ozz de 1980, impulsado por “Crazy Train” y el carisma tenebroso del cantante, logró reputación multiplatino y redefinió el género. La gira de promoción fue recordada por episodios tan notorios como morder la cabeza de un murciélago en pleno escenario, consolidando el mito del Príncipe de las Tinieblas.
En 1992, Osbourne anunció su retirada, aunque cuatro años más tarde regresó con el festival Ozzfest, que llevó a destacados grupos de metal por Estados Unidos y Europa, con la organización de Sharon. La vuelta a Black Sabbath en 1999 permitió al grupo alzarse con el Grammy al Mejor Interpretación de Metal por la canción “Iron Man”, distinción revalidada en 2013 con el tema “God Is Dead?” del álbum “13”.
En 2001, Ozzy conquistó una nueva audiencia con el reality familiar The Osbournes, emitido por MTV. La serie, la más vista en la historia del canal durante su primera temporada, catapultó a Jack y Kelly Osbourne a la fama, permitiendo a la hija del músico iniciar también una carrera musical.
A lo largo de su vida, Ozzy Osbourne dejó una huella indeleble en la música y la cultura popular, atravesando conflictos personales, éxitos mundiales y una inimitable conexión con distintas generaciones de seguidores.