Años después de empezar su relación con las seis cuerdas, Friedman se encontró ante la oportunidad de su vida: sumarse a Kiss a principios de los años 80, cuando la banda buscaba reemplazar a uno de sus guitarristas. Lo contactaron para una audición, pero el resultado no fue el esperado y por un motivo un tanto curioso.
Friedman contó que inicialmente recibió con entusiasmo la propuesta. "Cuando estaban cambiando de violero hace mucho tiempo, recibí una llamada de la gente de Kiss. Me preguntaron si me interesaba audicionar. Lo que siguió fue una serie de preguntas: ‘No tienes vello facial, ¿no?’, ‘No’. ‘Tienes el pelo largo, ¿verdad?’. ‘Así es’. ‘¿Eres delgado?’, ‘Sí’. ‘¿Mides más de 1,83?’, ‘¿Qué? Mido 1.70 m, pero me voy a operar, ¡haré algo!'…".
“‘Lo siento, no va a funcionar’”, le respondieron a Marty, quien admitió estar “muy decepcionado” tras la negativa. Aún así, dijo: “Gene Simmons y Paul Stanley... ¿Cuántos judíos miden 1,83 sin botas? Lo entiendo, porque si no fuera así, habría demasiada diferencia de estatura. Pero hubiera hecho cualquier cosa. Si hubiera existido una operación en ese momento, me la hubiera hecho”.
Lo curioso es que la carrera de Friedman no se detuvo. En 1990 se unió a Megadeth, con quien alcanzó éxito mundial en discos como Rust in Peace y Countdown to Extinction, vendiendo millones y consolidando su fama como maestro del shred. Como si eso fuera poco, también editó varios álbumes en solitario y junto a otros proyectos musicales.