“Estallando sobre el océano”, uno de los momentos bisagras del disco, es un post punk bien ochentoso cantado en inglés que el propio Germán Daffunchio definió como el pico de Sumo, donde habían logrado una fusión entre las distintas personalidades de los integrantes. El tema nos lleva de paseo por las colinas, las praderas y todos los sitios que el protagonista menciona hasta estallar desde el océano.
En “Heroína”, Luca habla de su pasado en Europa y cómo su vida cambió al venir a Argentina, aunque asegura que esa maldita droga que le quitó a su hermana y casi lo mata a él aún está presente en su memoria y lo lleva a tener pensamientos suicidas. Es una canción que, si bien comienza con un suave saxo y un ambiente pacífico, es en realidad bastante oscura, llena de dolor y bronca. Luca deja los pulmones en cada estribillo para gritar con toda la furia el nombre de ese fantasma que lo atosiga.
Ideada para ser un hit, “Los viejos vinagres” es una canción divertida y bailable que deja algunas de las frases más recordadas del vocalista italiano, como “Para vos lo peor es la libertad” o “Juventud, divino tesoro”. Es también una crítica a las personas conservadoras, más allá de su edad biológica: “Es gente con una mentalidad. Hay chicos de 12 años que son más reaccionarios que una persona de 50. Y encima son más idiotas”, dijo Luca en un show de 1987. También podría interpretarse como una crítica hacia otros grupos como Virus y Soda Stereo, de quienes Luca decía que se preocupaban más por su look y sus poses que por su música.
Sumo marcó una época y dejó un legado. Mientras la dicotomía de esos años estaba entre el new wave y el rock pesado, un extranjero llegó para romper con los estereotipos, consagrar un grupo absolutamente contracultural y forjar una identidad propia desde la falta de identificación de tanta gente con la música ofertada. Si no hubiera sido por Luca y Sumo, el rock nacional no habría sido igual.