«Hay algo especial en Knebworth. Todos tenemos aún buenos recuerdos de tocar allí en los 70, y este espectáculo no fue diferente. Como chico del norte de Londres, este era casi una presentación en casa, pero con el placer adicional de ser el reensamblaje de la banda después de una mega gira que había durado más de un año. También fue una oportunidad para que tocara la maravillosa (saxofonista) Candy Dulfer. Yo había sido fan de ella durante bastante tiempo, y fue una pena que no tuviéramos la oportunidad de utilizarla para más. También tuvimos a nuestro querido amigo (teclista) Michael Kamen como invitado. Michael había contribuido mucho a Pink Floyd durante los últimos 10 años, es genial tener algo de su interpretación en la grabación».