Con este panorama, ¿se sienten los grupos, como refería Levine, una especie en extinción? “Podría decirse que sí”, responde Miguel Blanes, de Mentira. “No creo que empiecen a desaparecer, pero sí que pierdan la popularidad que antes tenían. Hay una tendencia de cambio de formato. Yo mismo estoy consumiendo más música de solistas”. El productor Pablo Cebrián, que comenzó como guitarrista del grupo Fábula (con los que publicó dos álbumes en Warner Music y fue telonero de REM), ¿habría formado una banda si estuviera dando ahora sus primeros pasos en la música? “Como no soy cantante, estoy seguro de que habría empezado como productor mucho antes y no habría pasado por un grupo. Seguramente Iván, que era nuestro cantante, habría ido de solista y yo sería su productor. Ya no hay referentes”, afirma.
Cabe preguntarse si esa ausencia de modelos de bandas éxito puede inculcar en los más jóvenes con ambiciones musicales la noción de que lo “normal” es adoptar la configuración de solista. “En nuestra infancia, los ídolos eran los Beatles, los Stones, Supertramp, Pink Floyd… Las grandes bandas de rock y pop de toda la vida”, arguye Javier Portugués. “Y dabas por hecho de que si querías dedicarte a la música tenías que comprarte una batería, un ampli de guitarra, buscar un local de ensayo… Era la manera que tenías de formar parte de ese universo mágico que te había deslumbrado desde que eras pequeño. Ahora ese universo es un talent show de solistas. No sienten la necesidad de juntarse para plantear una propuesta. Ese es el nuevo paradigma, y con eso debemos convivir”.